El sector de la construcción en Colombia finalizó el 2024 con señales mixtas que lo ubican en un punto clave de transición hacia el 2025. Así lo señala Guillermo Herrera, presidente de la Cámara Colombiana de Construcción (Camacol), quien destacó que “lo que suceda este año dependerá, en gran medida, de la interacción entre factores macroeconómicos, dinámicas del mercado y políticas públicas que definirán el ritmo de crecimiento y transformación de la industria”.
En este panorama, analizar tanto los desafíos inmediatos como las oportunidades de innovación y sostenibilidad será determinante para un nuevo ciclo de desarrollo y para romper con la dinámica bajista de los últimos años.
En términos de crecimiento económico, proyecta una expansión del PIB del 2,6 % para el 2025, superior al 1,9% estimado para el 2024. Además, espera que la inflación retorne al rango meta establecido por el Banco de la República. Según Herrera, “en principio, estas condiciones son favorables, teniendo en cuenta que la dinámica del PIB se mantendrá por debajo de su potencial”.
Por otro lado, el panorama fiscal y las tasas de interés representan factores determinantes. Ante la ausencia de una ley de financiamiento y con indicadores fiscales recientes que muestran presiones sobre los costos de financiación, se prevé que las tasas de interés puedan experimentar incrementos.
Actualmente, las tasas hipotecarias se encuentran en promedio en un 11,43% anual, con expectativas de estabilidad en el corto plazo. Sin embargo, el cumplimiento de la Regla Fiscal y el desempeño del gasto público jugarán un rol clave en los costos de financiación de hogares y empresas durante el año.
Ahora bien, específicamente sobre construcción, Herrera espera que el 2024 haya cerrado con un crecimiento estimado del 3% en las preventas de vivienda, impulsado por el agotamiento del inventario disponible en proyectos lanzados previamente, principalmente en el 2023. Sin embargo, las cifras de lanzamientos y iniciaciones se mantuvieron en descenso, con caídas proyectadas del 14,2% y 12,4%, respectivamente, lo que genera tensiones en la oferta de vivienda a corto y mediano plazo.
En razón de lo anterior, para este año, Camacol ha planteado tres posibles escenarios:
Los escenarios para el 2025
- Optimista: en el mejor de los casos, Camacol espera que las tasas de interés hipotecarias experimentan una reducción sostenida, ubicándose por debajo del 9% efectivo anual. Así mismo, mejores condiciones de financiación y estímulos a la oferta aceleran los ritmos de comercialización.
- Medio: en esta proyección, se limita el cupo del programa ‘Mi Casa Ya’ a 20.500 subsidios sin posibilidad de aumento; la reducción de tasas de interés es más lenta, estabilizándose en torno al 10,5% y la vivienda No VIS muestra una recuperación impulsada por mejores condiciones de financiación, mientras que la VIS enfrenta una desaceleración en la comercialización y un aumento moderado en los desistimientos.
- Conservador: en este, el programa ‘Mi Casa Ya’ se restringe nuevamente a 20.500 cupos; las tasas de interés aumentan, alcanzando un promedio del 12% y aunque la vivienda No VIS mejora levemente, la VIS enfrenta una contracción severa debido a la disminución de subsidios y al incremento de las tasas de interés, lo que eleva los desistimientos.
Un aspecto destacado en las proyecciones es el crecimiento esperado en la vivienda No VIS en todos los escenarios. Este segmento, conformado por inmuebles con precios superiores al tope de la VIS y hasta 335 salarios mínimos ($435'5 millones en 2024), ha mostrado un desempeño positivo, incluso frente al 2022. La oferta en este segmento incluye proyectos de renovación urbana dirigidos a compradores de clase media que no requieren subsidios y que se benefician de mejores condiciones de financiación.
En cuanto a la vivienda VIS, incluso en el escenario medio, se proyectan crecimientos moderados en lanzamientos y ventas respecto al 2023, aunque los niveles de comercialización seguirían por debajo de los alcanzados en el 2022.
Por otro lado, las iniciaciones continuarían enfrentando contracciones debido al bajo número de lanzamientos y a la moderación en los ritmos de venta registrados entre 2023 y 2024.
El comportamiento del PIB del sector edificador ofrece otra perspectiva relevante. Aunque el 2024 cerraría con cifras negativas, se anticipa un leve crecimiento del 0,9% para el 2025, de acuerdo con las estimaciones de Camacol. Este pronóstico está alineado con el ajuste realizado por Corficolombiana, que prevé una variación del 0,8 % en el PIB sectorial.
El crecimiento proyectado se debe, en gran parte, a la finalización de proyectos en etapas avanzadas de construcción y acabados.
Herrera señaló que “la cadena de valor se sigue beneficiando de los resultados sectoriales registrados entre 2020 y 2022, lo que permitirá mantener ritmos importantes de desembolsos de crédito hipotecario y una alta demanda de insumos para acabados”. Este dinamismo será esencial en un contexto donde se espera alcanzar niveles históricos de culminaciones de obra.
Sin embargo, uno de los principales retos será estimular un nuevo ciclo de lanzamientos e iniciaciones que active nuevamente los multiplicadores del sector y fomente la actividad edificadora en el corto plazo.
Según Herrera, “en la medida en que los indicadores líderes del sector sigan dependiendo del desarrollo del contexto, será fundamental que la industria se enfoque en generar una transición con miras a sus proyecciones de mediano y largo plazo”.
PAULA GALEANO BALAGUERA
Periodista de Portafolio